jueves, 3 de enero de 2013

Un día en Bristol

la Catedral
Parecerá más un reportaje gráfico que una entrada trabajada, pero sinceramente las imágenes describen por sí mismo esta localidad inglesa al suroeste de Londres. La octava ciudad de Inglaterra, y la undécima de Reino Unido en población.

Reconocida por su gran ambiente universitario, es uno de los enclaves de moda entre la juventud. Aunque es cierto que no fui en la fecha más propicia para empaparme de esa atmósfera. Era Navidad, el día 30 exactamente. Había pasado unos días en España y decidí volver a UK para salir en fin de año en Londres. Dos horas y cuarto es lo que tarda el autobús desde la capital inglesa a Bristol. Una ciudad pequeña en comparación con la megalópolis donde vivo. Conjuga monumentos significativos como la Universidad, la Catedral (del siglo XII), la iglesia St. Mary Radcliffe o el famoso puente de Cliffton (con una altura de 91 metros y diseñado por el ingeniero victoriano Isambard Kingdom Brunel), con bonitas terrazas y agradables pubs.


Estatua de William III, en Queen Square
La primera parada fue la oficina de turismo, al lado de el puerto y de la Plaza del Milenio. Resulta que Terezia no había hecho apenas turismo por Bristol y desconocía gran parte de la ciudad. Ahí residía su familia, pero ella solo pasaba algunos meses en verano.

Según había leído, el puerto fue uno de los que mayor actividad registró en el siglo XIX junto con el de Liverpool. Apenas se percibe hoy en día ese legado, pero conserva la pureza de sus muelles rescatados y reconstruidos en elegantes pubs, restaurantes y hoteles. Un intento de no perder las raíces, un guiño al pasado glorioso, una idea original e innovadora.

A unos 200 metros hacia el sur está la Plaza de la Reina. No tiene un gran interés artístico ni ofrece nada particularmente interesante, pero nos la señalaron en el mapa y nos acercamos. Una parada prescindible.

El puerto
Un poco más alejado del centro se encuentra el puente colgante, que hace de nexo con el barrio residencial de Cliffton, al noroeste. Desde la llanura se ve su inmensidad. Debajo del mismo hay  un río, el Avon -con poco caudal en estas fechas-, y una carretera. Mejor no mirar mucho hacia abajo. Intimida, aunque son, sin duda, las mejores vistas de la ciudad. Originalmente fue construido para el paso de coches de caballos y es considerado por los oriundos como el estandarte de la ciudad.
















Hicimos varios descansos: para comer, para tomar una cerveza, un cóctel en el bar donde trabaja el hermano de Terezia...pero aún así nos dio tiempo a ver lo principal. Aunque la pena es que dos de los emblemas de la ciudad: el magnífico puente colgante y la iglesia de St. Mary Radcliffe -calificada por la reina como "la parroquia más justa, respetable y famosa de Inglaterra"- los vimos cuando el sol se había puesto y no había resquicios de luz, solo los focos del propio puente o de la iglesia. De todos modos tomamos algunas instantáneas para hacernos a la idea de cómo debe ser a primera hora, a plena luz del día.
Bonita estampa de la Catedral





Nice views
La Universidad



El puente colgante

Terezia en ST. Mary Radcliffe