domingo, 18 de noviembre de 2012

Paso fugaz por Edimburgo

Reanudo mi actividad para contar el viaje que hice hace a Edimburgo. Tras disfrutar con el partido del Barça en Glasgow -a pesar de la derrota- cogí el autobús urbano que me dejó en la estación de autobuses, desde donde tomaría el autobús hacia Edimburgo. Allí me esperaba un amigo de la residencia de Valladolid, Fernando Serrano, Willy para nosotros. 1 hora y pico que me pasé durmiendo. Era más de medianoche y a mí me costó dios y ayuda salir del autobús y espabilarme. Quedé con Fer y fuimos a su casa a dejar mi mochila. Nos acicalamos un poco y de fiesta a la calle que se hacía tarde.

El reputado filosofo y economista Adam Smith




Catedral de St. Giles

Deacon Brodie, un burgués con una doble vida
Primero, unas cervezas en un bar de música en directo y casi corriendo a otro pub con ambiente estudiantil. De hecho, me veía demasiado mayor para la media de edad del local. El único problema que tiene Edimburgo -como Londres y en general el Reino Unido- es la premura con la que cierran los bares. Las 3 AM es la hora límite. No nos acabaremos de acostumbrar a este horario... Pero mereció la pena, unas risas, una borrachera leve y a la camita, que había que hacer turismo al día siguiente.

A pesar de llevar ya dos meses en la ciudad, Fer prefirió que hiciéramos el Free Tour. Nos contaron la historia de Escocia, sus disputas con Inglaterra y sus intentos por tener más autonomía. Y es que Escocia tiene cierta libertad y ahora está pendiente de la aprobación de un referéndum en 2014 para su independencia.

Empezamos la ruta en la Royal Mile (Milla Real). La arteria más popular de la ciudad. Tiene una longitud de 1814 metros, lo cual da origen a una medida singular, la milla escocesa. A lo largo de esta vía se pueden apreciar gran parte de los atractivos turísticos de la Atenas del Norte, bautizada así por su parecida topografía y por la sabiduría que brotaba de los intelectuales que aquí desarrollaron su actividad: David Hume o Adam Smith, entre otros. Así vemos, la foto del economista e ilustrado Smith en pleno centro neurálgico de la ciudad, al lado de la catedral de St. Giles. Aunque a mí, la verdad, me recordaba más a Praga y sus melancólicas calles que a la capital helena, quizás porque no he estado en ésta última.

Nos dirigimos hacia el castillo, que nos lo enseñaron de lejos y luego nos acercamos a tomar unas fotos. La foto de fondo es la Universidad, el edificio en el que se inspiró J.K. Rowling para diseñar el Hogwarts.

Al final de la Royal Mile, en Abbey Strand, se encuentran el Parlamento escocés, de arquitectura muy moderna, nada que ver con el diseño medieval que luce el resto de Edimburgo. A unos metros de este edificio se levanta el Palacio Holyrood, residencia oficial de la Reina de Inglaterra en Escocia. Echamos unas fotos desde fuera y ya está. Había que pagar no recuerdo cuánto, pero se salía de nuestro presupuesto; al giual que por la entrada al castillo. Así que nos contentamos con unas fotos desde el exterior. Más o menos me sirvió para hacerme una idea de lo que escondía en su interior. De todos modos, en la próxima visita a la ciudad -supongo que para verano, en agosto, con motivo del Festival Internacional- intentaré entrar en los enclaves que me quedan pendientes. El castillo es un must, al parecer; y el Palacio de Holyrood tiene un encanto medieval inigualable.

El hambre apretaba y fuimos a comer a un restaurante asequible para nuestros bolsillos. Yo me pedí unos haggis, un plato típico escocés, desagradable a la vista pero muy apetitoso para el paladar. Este manjar se compone de puré de patata, carne de hígado y otro condimento más que no recuerdo y lo que le da un sabor especial es el whisky con le que se baña. Sin lugar a dudas, recomiendo probarlo a todo aquél que se precie a viajar por estos lares.

Willy y yo en el castillo
Haciendo ya la digestión, pasamos por el monumento a Scott, una gran torre erigida en pleno centro de la ciudad. Tan bien ubicada que hasta me costó tomar una foto por los transeúntes que paseaban por la calle. Dejando a un lado este monumento, seguimos caminando hasta llegar a la colina de Calton, desde donde se disfruta de las mejores vistas de la ciudad. Aquí se alzan varios monumentos que recuerdan a la Acrópolis y cobra sentido el sobrenombre de Atenas del Norte. Las pertienentes fotos y a relajarse al centro comercial Sant James. Una rápida visita, para hacer tiempo más que nada, y de vuelta a la estación para poner rumbo a Londres.

Vistas desde el castillo al colegio que bautizó J.K. Rowling como 'Hogwarts'



Una de las famosas siete colinas
Un viaje muy fructífero. Visita a un amigo, vistas dos ciudades más en apenas dos días y un gran partido de fútbol. ¿Se puede hacer más en menos tiempo?

La cafetería donde J.K. Rowling escribió Harry Potter
Palacio de Holyrood




Edimburgo, ciudad señorial

Vistas desde la colina de Calton